lunes, 12 de noviembre de 2012

The Amazing Spiderman (1)


Coincidiréis conmigo en que adaptar una obra literaria a la gran pantalla es una tarea muy difícil, incluso titánica diría yo. Resumir todo un libro de, por ejemplo, unas 200 páginas en un par de horas, conlleva un trabajo de muchas horas, dolores de cabeza y decisiones complicadas.
Para los puristas, como yo, los grandes cambios en las adaptaciones literarias al cine resultan molestos, puesto que tienden a romper con el libro en que se basan.
Si, como decía, resulta difícil resumir 200 páginas en un par de horas, podemos hacernos a la idea del nivel de dificultad que implica realizar una película sobre un superhéroe de cómic.

Y es que, mientras en un libro tenemos un principio y un fin limitados por el número de páginas que contiene la obra, en el cómic no existen esos límites. Un gran héroe de cómic no se desarrolla en un único número, sino que a lo largo de años y miles de números el personaje va evolucionando, madurando, intentando siempre mantener la actitud y las características que le hicieron popular desde su aparición.

Spiderman nace de la mente y manos de Stan Lee y Steve Ditko el 10 de agosto de 1962. Puedes pronunciar la palabra Marvel y seguro que todo el mundo la asociará con Spiderman, dado que sin duda alguna es el personaje más representativo de la editora de cómics americana. En más de 50 años de historia, este personaje ha vivido cientos de aventuras (algunas con mejor fortuna que otras) conservando siempre el sello que le caracterizó; dosis de acción, reflexiones sobre la vida de Peter Parker y unos chistes muy peculiares.
Desde pequeño, Spiderman ha sido siempre mi superhéroe favorito. He leído cómics, visto series, coleccionado pegatinas, muñecos, jugado a videojuegos y fantaseado con ser el trepamuros mientras daba brincos por casa y me estampaba contra las paredes.

Cuando en 2002 se estrenó la primera película de Spiderman de la era moderna (no olvidemos que ya hubo otra película décadas antes) me alegré muchísimo. Durante mucho tiempo había soñado con que hicieran una adaptación al cine de mi superhéroe favorito y por fin se habían decidido a llevarla a cabo. He de decir que sigue siendo una de mis películas de superhéroes favoritas, a pesar del desastre que, en mi opinión, resultaron las dos siguientes películas que configuran la saga de Spiderman dirigida por Sam Raimi.
Supongo que habrá quien piense que, y en esto coincido, la adaptación fue muy libre en algunos aspectos (como que Peter Parker no construye el lanzaredes, sino que las telarañas salen de sus muñecas), pero detalles a parte, creo que la primera película cumple con las expectativas y refleja de forma bastante fiel la imagen que tenemos del mundo de Spiderman.

Aun viviendo en New York, no suele representarse a Spiderman como un héroe oscuro, en una ciudad donde el crimen se expande sin control y la ley no funciona. Nuestro héroe, contra viento y marea, ofrece siempre la cara más divertida del cómic mientras se debate entre cuestiones de su vida (como su amor por Mary Jane) y otros menesteres (como la unión con otros héroes).
Sea como fuere, esta primera película de Spiderman con tecnología moderna supone el comienzo de una nueva era en cuanto a la producción de películas de héroes de cómic. Marvel fue la primera en lanzarse a la piscina y probar a trasladar a su personaje más representativo a la gran pantalla, con un éxito de taquilla más que patente.

Si Spiderman de Sam Raimi supuso el pistoletazo de salida para la nueva generación de películas de cómic, coincidiréis conmigo en que la segunda película que vuelve a redefinir la relación entre el cómic y el cine es sin duda Batman Begins. En este caso, al igual que con Spiderman, se pretende iniciar una nueva saga de películas basadas en una de las figuras más importantes del cómic, como es Batman.
La diferencia en este caso, creo, es que mientras que para la saga de Batman su director, Christopher Nolan, tenía claro el principio y el final de la misma, en Spiderman no pasó lo mismo. Así, nos encontramos con una historia autoconclusiva (o al menos eso se pretende) en la saga de Batman mientras que en la de Spiderman daba la sensación de haberse convertido en una serie interminable de películas condenadas a su aparición directa en videoclubes.

Como venía diciendo, la saga de Batman supone subir aún más el listón a la hora de producir películas de héroes de cómic, listón que creo que sólo se ha visto superado por la reciente Los Vengadores de Marvel.

Y aquí llegamos a la película que hoy comento. Apenas 10 años después surge la idea de reiniciar la saga de Spiderman con la producción de Sony (recordemos que salvo Spiderman, el resto de adaptaciones de personajes de Marvel correrán a cargo de Disney). Cuando se anunció el rodaje de la película las primeras voces de alarma se hicieron oír. ¿No es demasiado pronto para reiniciar la saga?¿Superará a la saga anterior, considerada por muchos como muy floja?

Sobre la primera cuestión podríamos debatir largo y tendido, pero me atrevo a afirmar que este reboot se ha llevado a cabo para intentar luchar contra el dominio de la saga de Batman como películas de cómic por excelencia. Para ser sincero, cuando me enteré de esta nueva entrega de mi superhéroe favorito no pude sino alegrarme, pues consideré que era una buena idea devolver al trepamuros a la gran pantalla y además con un enemigo clásico, como es el lagarto.

Claro que, tras ver la película, mi gozo se vio hundido en un pozo muy hondo, dejando en mi interior una sensación de vacío y desconcierto al ver cómo el buque insignia de Marvel hacía aguas por todos los lados...